La música pop, es el cajón desastre, dentro del cual, se clasifica toda la música que no pertenece a un estilo definido, riguroso, fuerte. Se identifica con algo que intenta agradar a las masas, con algo que musicalmente no requiere un esfuerzo muy grande para llevarse a cabo, con melodías y estribillos que son algo trivial, y los temas que tratan sus letras (el amor, las relaciones, los sentimientos o cualquier cosa de la vida cotiana) son banales, fáciles y ñoños. En general una música propia de gente inocente, bisoña, inmadura, floja, poco viril, generalmente blanca o pálida y de clase media-alta, estudiantes universitarios o del ámbito de las profesiones liberales con inquietudes y actitudes políticas apáticas, conservadoras, o directamente reaccionarias. Y en cierta manera, este tópico puede ayudarnos a entender muchas cosas sencillas, pero a la vez, a no entender absolutamente nada de las cuestiones complejas que rodean a una de las formas de expresión musical mas importante desde que existen los medios de comunicación masivos.
Porque desde que existe la posibilidad de difundir la música a gran escala a lo largo de todo el mundo, diferentes tradiciones y diferentes músicas han ido sucediéndose en popularidad a lo largo del tiempo, y muchas han conseguido en algún momento formar parte de la historia del pop, con un estribillo que se ha quedado guardado y permanece imborrable en la memoria colectiva de la gente. Y el pop precisamente es eso, una cultura que no nace de un contexto definido, como podría ser el flamenco, el rap, o el blues, sino de las canciones de diferentes tradiciones que han conseguido romper la barrera de sus lugares de procedencia, gracias a los medios de comunicación de masas, para pasar a formar parte de un contexto global.
Y es que el pop no es un estilo en sí mismo, si no que es una confluencia de diferentes estilos, tradiciones, segmentos sociales y culturales, que en un determinado momento comienzan a utilizar un lenguaje que se transmite universalmente.
Esas canciones comienzan a formar parte de una nueva tradición que desborda los condicionantes de la tradición originaria, es decir, las canciones que son parte de la historia del pop pertenecen a un contexto global independiente del contexto originario. Se puede considerar que la cultura pop, es ese conjunto de canciones conocidas por casi todo el mundo, generalmente con estribillo y melodías reconocibles, que cualquier persona puede tararear y recordar fácilmente, independientemente del estilo o instrumentos utilizados. Pueden tener elementos del jazz, de la música experimental, del hip hop, de la cumbia o de cualquier cosa, pero tienen que cumplir como mínimo esa condición.
Si los Beatles fueron el paradigma de la música pop, es simplemente porque fueron capaces de salirse de su propio contexto y recopilaron gran parte de los elementos de una multitud de estilos que podían ser utilizados en una canción. Ellos se especializaron en ese carácter universalizable de la música, que la industria del disco global había comenzado a hacer posible, y por eso son el canon o prototipo de la música pop. Sin embargo, hacer música con estilo parecido a los Beatles no es hacer necesariamente música pop. Lo que sería pop es adoptar la filosofía de los Beatles, es decir ser capaces de extraer de cada música el elemento común que comunica de esa manera directa y universal, que tiene unos límites nemotécnicos y melódicos muy precisos por encima de la forma en la que se ejecute. Por eso, por mucho que la música pop haya estado unida en sus orígenes al rock and roll o al blues, eso solo es una cuestión circunstancial, no esencial. Los Beatles mismos llevaron esa necesidad mucho mas allá de esos límites estilísticos. Además es posible que bandas que no tienen la pretensión de hacer pop, sin embargo pasen a la historia del pop, por accidente, o por la necesidad de transmitir un mensaje mas allá de las fronteras de cada género
Quizás digas que esto no es pop, que el pop es esa música floja para niños pijos, blancos, pero no; el pop no es de ellos, aunque muchos de ellos se hayan apropiado de ella y algunos la utilicen como estandarte. Por ejemplo, las canciones de Los Secretos son de la gente, mas allá de su contexto social acomodado, y pretender que la gente de los barrios no se apropie de sus canciones y solo creen músicas propias de su contexto, es un gesto de elitismo cultural, que asigna a las clases bajas la imposibilidad de entender los artefactos culturales que no correspondan a su entorno mas cercano. También los hay que reivindican que el pop sea una música de estilo y estilosa, propia de un contexto concreto de clase media-alta, un signo de distinción para blancos que hablan de arte y de sentimientos apagados y que ese es el verdadero pop frente al mainstream. Eso es precisamente lo que imposibilita a muchos grupos autodenominados indie-pop a hacer música popular y les condiciona a echar pestes sobre quien lo intenta. Esta es una de las razones por las que apenas haya habido himnos en el ámbito indie desde Oasis, el último gran grupo de pop de tradición sesentera realmente plebeyo y universal.